Los cristales forman parte de la historia del planeta. Han sido utilizados en todas las culturas como terapia, amuleto, para rituales y otros múltiples usos.
Los cristales nos ayudan a activar aspectos internos dormidos, recursos que tenemos disponibles pero que no desarrollamos de manera consciente.
Es algo evidente que los colores producen en nosotros distintos estímulos pero los cristales son mucho más que eso, son una vibración elevada que nos pone en marcha en cada uno de los aspectos de nuestra vida.
Experimentar una sesión de cristales es recuperar la consciencia de donde podemos mejorar y que nos impide ser felices.